Autogestión y resultados

En muchas disciplinas de la vida cuando uno administra algo propio obtiene mejores resultados que teniendo que rendirle cuentas a un tercero. En esta edición lo comprobamos con dos experiencias distintas en su origen y objeto, pero idénticas en cuanto a lo metodológico.

En Parque Patricios nos ocupamos de conocer el trabajo cotidiano que se realiza en el Centro de Integración Monteagudo, que atiende las necesidades de la gente en situación de calle que existe en nuestra Ciudad. A diferencia de los Paradores y Hogares administrados por las distintas áreas del Gobierno local, este Centro es dirigido por los propios afectados por esta situación social.

Según nos comentó Carlos Echeverry, uno de los coordinadores del mismo, este es un lugar de puertas abiertas donde se ayuda a quienes concurren brindando un lugar donde pueden descansar, ducharse, alimentarse y contar con profesionales médicos y sociales. La idea es que puedan reinsertarse en la sociedad y en al ámbito laboral plenamente.

 Luego dialogamos con Leandro Orellana, miembro del grupo Los Garciarena, quienes recrean nuestra tradicional música ciudadana, el tango, a pesar de provenir del género de las murgas. Pero sostienen que encontraron la manera de sintetizarlos en una propuesta común y decididamente popular. Hicieron un balance positivo del reciente cierre del Festival de Tango desarrollado en el Círculo Patricios, organizado integralmente por ellos, y con la paticipación de prestigiosos invitados, y adelantaron que estarán presentes en nuevas presentaciones en el barrio de La Boca y Barracas; entre otros.

Se definieron como militantes del tango y remarcaron el grado de compañerismo y cohesión que hay con los distintos grupos nuevos en el género, que contribuyen a reimpulsar continuamente esta clase de propuesta musical al alcance de todos. 

Por todo ello, estos dos casos demuestran qeue a través del esfuerzo y organización logran resultados positivos y duraderos. Una técnica que habría que "patentar" y promover en nuestra bendita Ciudad. Legisladores y funcionarios, a no ofenderse, pero siempre es tiempo de aprender de otros.