viernes, 25 de octubre de 2013

La eterna paradoja de la relación entre representantes y representados

Cada vez que se aproximan actos eleccionarios se vuelve a producir la eterna paradoja de la relación entre electores y elegidos. Los compromisos y promesas previas para captar voluntades a la hora de las urnas, con posterioridad no siempre son correspondidos. 

No obstante lo cual, cada vez que tenemos la posibilidad de expresarnos democráticamente recordamos lo que costó volver a la normalidad institucional y lo valioso de vivir en este sistema político.

La consideración viene a cuenta de lo que acontece en la actualidad con la ex Confitería del Zoológico del Sur, en Parque Patricios, que según nos informara el Ing. Manuel Vila, presidente del Foro de la Memoria, continua bregando para la catalogación del Templo de la Fortuna Viril (ese es su nombre histórico) y su utilización para la participación y expresión cultural de las fuerzas vivas del barrio. 

Durante distintas administraciones comunales y legislativas nunca pudo concretarse este objetivo noble y justo para quienes dejan su tiempo, dinero y afectos para una causa vecinal de real trascendencia.

Después hablamos del trabajo que realiza la Junta Comunal 4, en diálogo con Maximiliano Nenna del Frente para la Victoria porteño. El dirigente barrial sostuvo que luego del acto eleccionario seguirán trabajando para acortar la brecha entre el norte y el sur de la Ciudad, y en especial de los barrios carenciados como la villa 21-24. 

Uno de los proyectos que le darán prioritario impulso desde el sector es el de la promoción de vivienda social, uno de los males que atraviesan muchos argentinos y porteños, y que a través del iniciativas como el Plan ProCrear, se fomentará la construcción de nuevos barrios en la zona sur en general y en la Comuna 4 en particular.

Pasado el 27 de octubre, volverán los consensos y disensos propios de la vida democrática y volverán a medirse frente a frente representantes y representados con el objetivo último del bien común, cada uno desde el lugar que le ha tocado en suerte, y está bien que así sea.

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