jueves, 4 de junio de 2015

Pulpería del Cotorro, el bodegón que renació por las redes sociales

La Pulpería del Cotorro es un espacio muy pintoresco de Parque Patricios que, aunque hasta hace unos años estaba casi abandonado, hoy recibe a cazadores de bodegones que se quieren alejar de los circuitos tradicionales y que salen a experimentar en otros puntos de la Ciudad.

“Es un bar del año 30’, que fue cambiando de dueños y de nombres. Cuando lo agarramos nosotros, estaba medio-medio y que levantó gracias a la imaginación de Graciela con la decoración y la compra de artículos que se habían perdido. Hoy, los asistentes se sorprenden cuando entran y cuando salen. La cocina también los atrae”, dijo Julián Mazzeo, actual propietario del lugar, a “Resumiendo punto cuatro” en Radio Arinfo.

Todos los mediodías, este bar-restaurant ubicado en Pepirí al 400 (a cuatro cuadras del Parque de los Patricios) recibe a cientos de personas que se acercan a almorzar. La concurrencia es muy variada: están desde los trabajadores de los hospitales hasta los jóvenes que trabajan en las nuevas empresas que se instalaron desde la llegada del Distrito Tecnológico.

Pero lo que hizo famosa a La Pulpería del Cotorro fueron los simpáticos carteles que escribe Julián en una pizarra en el frente, los cuales se viralizaron a través de las redes sociales.

“El cartel ya existía cuando llegamos al bodegón, pero el dueño anterior lo usaba solamente para escribir al menú. Nosotros lo emprolijamos y le pusimos ‘más onda’ con frases chistosas. Son mensajes sencillos, no muy elaborados, pero aún así causan algo. Al principio, era para atraer a los vecinos. Luego, rugió la idea de subirlo a las redes sociales. Eso atrajo a gente de otros barrios. Hoy, cuando entran, no solo se quedan con el cartel, sino que vuelven porque la comida es buena. Esa es la clave del éxito”, aseguró el dueño del lugar, y recordó a la frase “Alimentos para humanos” como una de las que mejor repercusión tuco.

Algunos de los platos más destacadas dela Pulpería son: la Milanesa escondida (envuelta en masa con jamón, morrón, aceituna y muzzarella) y la pasta con carne condimentada con hierbas y mozzarella. La mayor atracción es el Nido de Cotorro (carne condimentada, papas en bastón, muzzarella, aceitunas y un huevo frito, todo metido en una vasija de barro que le da mejor gusto y un toque exótico).

Graciela Robles es la esposa de Julián y la encargada de la estética del lugar. Sobre la ambientación actual, comentó: “Se buscó hacer un lugar cálido, acogedor, con buena iluminación. La idea fue poner antigüedades como lámparas, estufas, muñecos y esculturas. Uno entra y se sorprende mirando hacia cualquier lugar: el techo, el piso, todas las paredes. Se van descubriendo cosas permanentemente, algo que es muy divertido y llama la atención”

“Viene mucha gente específicamente a tomar fotos. Nos gusta ver la sorpresa de la gente cuando entra, es una satisfacción”, agregó desde los micrófonos de Radio Arinfo.

Los artículos que se ven en el local son de la colección propia de sus dueños y otros fueron comprados en ferias o en pueblos del interior. Clientes y amigos también aportan regalos para hacer al lugar ecléctico y atractivo.

“Esta es una ochava bastante antigua. Es un bar con historia. Los vecinos nos cuentan historias del lugar de hace muchos años. La idea era guardar esas cosas de Buenos Aires y lo estamos logrando. La gente se acerca, le gusta y lo importante es que vuelve”, finalizó Julián.

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